domingo, 20 de mayo de 2012

F-I-S-I-O-T-E-R-A-P-I-A

Ante todo quiero dejar clara mi postura con respecto a los bancos: directamente no creo en ellos y cada día me dan más razones. Y dicho esto os preguntareis a que viene este comentario con el título de la entrada ¿no? vamos a ello.

Corre por la TV un anuncio de una entidad bancaria de la que hace bastantes años era presidente un señor muy majo que llevaba el pelo todo engominado y su apellido sonaba a aristocracia,y al final les metio un golazo llevándose un porrón de millones, me siguen ¿verdad? Pues eso, si lo visionais viene a resumirse en el siguiente concepto: "No somos el banco más guapo ni el más alto ni el más rubio. Pero nos comportamos como debería hacerlo un banco" esta es mi síntesis del anuncio.

Hay abierto un debate en la red sobre porque algunos compañeros con formación en osteopatía reniegan de la marca fisioterapia y se hacen llamar osteopatas o DO que eso parece ser ya más que todos los títulos de la duquesa de Alba juntos, y son unos cuantos. (Que conste que a un servidor los títulos aristocráticos se la sudan, era por darle un toque al tema)

Pues bien, se me ocurre hacer una campaña similar con la fisioterapia:

Hacemos con los problemas neuro-musculo-esqueléticos de nuestros pacientes lo que sólo haríamos con los nuestros. Porque creemos que el mejor aval para un tratamiento es la evidencia científica, los fisioterapeutas utilizamos conocimientos científicamente contrastados, y gracias a eso, somos la única titulación abalada estatalmente para resolver tus problemas, y sin magufadas.

Nadie quiere ser paciente de un  terapeuta al que no entiende. Porque los fisioterapeutas creemos que nuestros pacientes deben entender lo que se les hace, nos preocupamos por explicarte cada paso de nuestros tratamientos de forma clara y sin magufadas.

Si no estuvieramos cerca de nuestros pacientes, estariamos lejos de entenderles. Porque creemos que un fisioterapeuta tiene que estar a la misma altura del paciente, compartiendo la misma onda y escuchando todo lo que él nos quiere contar sobre su problema, el fisioterapeuta no se cree un ser superior capaz de intervenir en cualquier tipo de patología, neuro-musculo-esquelética o no, basándose en teorías enrevesadas y cadenas lesionales de vértigo típicamente magufas.

Si no estamos con nuestros pacientes ahora, no merecemos ser el profesional que resuelva tus problemas neuro-musculo-esqueléticos. Porque cuando estuviste jodido confiaste en nuestra capacidad, la fisioterapia ha ayudado a muchísimas personas a mejorar su calidad de vida y sus dolores, y su intención es que tú puedas seguir estando bien ahora que hemos resuelto el problema de forma efectiva con nuestros consejos domiciliarios y no es necesario hacerte "repasos manipulativos" cada 15 días y tenerte enganchado en consulta para el resto de tus días. Dí no a la dependencia magufa.


Todo esto desde el humor, que nadies se sienta ofendido. Bueno,... si es que alguien lo lee algún dia.

martes, 6 de marzo de 2012

Toca charla...

  • Hola, buenos días. Venia a informarme porque tengo un problema en la cadera. Me han operado ya dos veces y me gustaría que me la trataran aquí.
  • Muy bien señora, nosotros la trataremos.
    ...

  • ¿Y cómo funcionan ustedes? Me refiero a si me van a tener que tocar la cadera o otras partes...
  • Pues nosotros en un primer momento le haremos un examen exhaustivo donde primero realizaremos una entrevista en la que me podrá contar qué le pasa y desde cuando y todo lo relacionado con su problema y luego haremos un examen físico para analizarlo y ver qué posibles zonas son la fuente de sus síntomas.
  • Pero no quiero que me toquen la zona de la cicatriz porque la tengo muy bien, y la primera vez que me operé me la tocaron y se me movió el alambre que llevo alrededor de la cadera y empezó a darme problemas, por eso no quiero que me lo vuelvan a tocar.
  • Bueno señora, entre los dos veremos que zonas a parte de la cadera pueden estar dando problemas en la zona que usted tiene dolor.
  • Ya pero... la cicatriz no me la toque porque no quiero que se vuelva a mover el alambre y tenga que volver a operarme.
  • No señora, no se preocupe que ya veremos entre los dos que hacemos.
  • Vale, vale... Pero la cicatriz no me la toque eh!!!
Pues con esto he tenido que lidiar esta mañana a primera hora. ¿Ningún cirujano puede decirle a la señora que si su cerclaje se ha movido puede ser por mil motivos a parte de algún compañero que haya actuado con un pequeño exceso de ímpetu?
Veremos como le convenzo para poder tocarle la cadera, porque creo que tocarla habrá que tocar...

miércoles, 29 de febrero de 2012

Pedagogía vs terapia manual




He leído últimamente en varios blogs reflexiones sobre las nuevas ideas volcadas en el congreso de la SEFID.

Vaya de antemano que no acudí al congreso y que mis conocimientos al respecto son justitos.

La idea de pedagogía del dolor es evidentemente muy interesante. El hecho de poder conocer más a fondo el dolor y como un paciente X lo padece ,y digiriendo eso, poder explicarle qué es lo que seguramente está pasando es un paso más en nuestro camino de restablecer la función del movimiento de nuestros pacientes.

Algunos blogeros del ciberespacio hablan de no interpretar  conclusiones del congreso como ideas de “lo que estoy haciendo no vale” o “mejor no toco y hablo”.

Insisto en que no acudí al congreso y desconozco lo que se pudo cocer allí más que por las reflexiones de algunos compañeros blogeros pero quiero exponer brevemente un caso.

Resumiendo mucho muchísimo he tenido la oportunidad de tratar una persona con dolor lumbar de unos 15 años de evolución que según su historia se desencadena a raíz de un problema diagnosticado de hernia discal L4-L5 y L5-S1.

Esta paciente acude a mi clínica con el objetivo de mejorar su estado físico en cuanto a fuerza y flexibilidad porque nota su espalda “tiesa” y “débil” pero se ha negado siempre a que nadie se la “manipule” o se la toque.

Después de hablar con ella la convenzo para poder explorarla y hacerme una primera impresión del caso.

Debido a su miedo a mover y a que le toquen opto por hacer un tratamiento encaminado primero a explicarle en que consiste el dolor crónico, los problemas de procesamiento del dolor a nivel cortical y la necesidad de que entienda las consecuencias de ello.

Me sorprendió como aceptó muy rápido la idea del dolor central y enseguida asintió diciendo que tenia sentido. Decía que era muy lógico el tema de la mala interpretación de las aferencias sensitivas y que todo ello lo interpretase como información dolorosa.

Fue gratificante para mí, un principiante que no se desenvuelve aun muy bien en este tema, ver que la paciente aceptaba de buenas todas la explicaciones. Y de pronto entendí el porqué, ella es logopeda y en su campo trabaja mucho con niños disléxicos, otro problema de procesamiento cerebral alterado. Ella me dijo que aunque no es lo mismo sirve para entenderlo.

Esta claro que son dos cosas muy distintas pero que tienen un símil importante: el cerebro como protagonista.

Después de la “charla” y unos ejercicios suaves de movimiento lumbo-pélvico  dimos por terminada la sesión. La paciente en la revaloración dijo no notar ningún tipo de dolor lumbar y se fue con una sonrisa y entendiendo lo importante que era confiar en mover su espalda de forma  suave y controlada.

Por lo tanto ¿que fue lo que mejoró la clínica de la paciente? ¿La clase teórica o el ejercicio terapéutico?

 Pues en mi humilde opinión tanto monta monta tanto. La explicación permitió no interpretar el movimiento como agresión a su espalda y el ejercicio fue la prueba de que pensar en bloquear la zona no es el remedio para que no duela.

Por lo tanto no creo que tengamos que cambiar la camilla por un diván ni dejar de utilizar todo lo que la pedagogía del dolor nos puede aportar. De hecho ya en la universidad me hablaron del papel de la psicología en nuestra profesión. Pero no queramos meternos donde no nos toca.

Creo que un buen fisio es aquel que escucha, trata y enseña al paciente para restablecer su función de movimiento, que al final, es lo que nos compete.


miércoles, 1 de febrero de 2012

Abrir una clínica





Qué respeto da querer abrir nuestra propia clínica de fisioterapia ¿no? Eso de tirarse a la piscina sin saber si hay agua, o si la habrá pero sólo un poquito...



En mi caso particular me decidí tras verificar que sí, la crisis también afecta al mercado fisioterapéutico, por lo menos en Mallorca, y encontrar curro en la isla está complicado pero de verdad.



No importa que tengas bastante experiencia (en mi caso particular unos 8 años), estés formado en ganchos, Maitland, Mulligan, Mc Cnonnell, hayas realizado algún posgrado en terapia manual de bastantes horas, etc, etc, etc. No conseguí ni una triste entrevista. Claro, no eres ni osteópata ni tienes formación en Pilates, esos dos pilares fundamentales ¿que esperabas? Pues yo por lo menos poder demostrar que no hace falta ni ser osteópata ni especialista en Pilates ni haber cursado ninguna magufada para poder abordar los problemas musculoesqueléticos del personal.



Total, como no te dan opción, ni de explicarte ni de venderte, optas por abrir tu propia clínica. A priori parece muy bonito y sencillo pero cuando empiezas a investigar te das cuenta que con la burocracia hemos topado, y paso a explicarme:





Primero. Busca un local que encaje en tu presupuesto, tu idea, la de sanidad, la del ayuntamiento, y además e igual la más importante, en la del público. Porque ya le puede parecer perfecto a las instituciones y a tu bolsillo un local en algún callejón oscuro, pequeño, maloliente y perdido, que no te viene a ver ni tu madre, y eso que seguro que nos quiere mucho.

En mi caso, consigo un local de unos 60 m2 a pie de calle que consta de 4 paredes, suelo a reformar por estar tipo campo de futbol de la serie campeones, y pequeño aseo al fondo. Ah! e instalación eléctrica de los años 70 con su boletín caducado.



Segundo. Asegúrate que en ese local puedes desarrollar la actividad que quieres, o sea, vas al ayuntamiento, sección urbanismo y preguntas al técnico competente (y digo competente si tienes suerte) si se puede o no. Él, muy amablemente, o no, te dirá si en esa zona se permite la apertura de centros sanitarios (siempre me he quedado con la duda de qué parámetros usan para delimitar esas zonas) y en caso afirmativo te dará una lista de obligaciones para empezar a pedir los permisos pertinentes (previo pago de una buena tasa, evidentemente) y empezar a tirarte de los pelos.

Y digo de los pelos por ser fino. Tienes que presentar proyecto de ingeniero (planos de situación y de la consulta), ficha de acreditación de instalación eléctrica, fotos de fachada e interiores, cumplir con la ley de accesibilidad a personas con movilidad reducida y cumplir con la ley de propiedad horizontal y fachadas.

Eso se traduce, en mi caso, en la necesidad de contratar los servicios de un ingeniero para que te haga el proyecto y los planos, los de un electricista para que te sanee la instalación y pases la OCA, asegurarte que el local es literalmente a pie de calle (ni escalones ni nada por el estilo) y que si tienes un aparato de aire acondicionado el trasto que se cuelga en la calle esté en la azotea del edificio o incrustado en la fachada de tu local pero sin salir del plano vertical, o sea, incrustado dentro de tu futura clínica.

Viene el ingeniero y te comienza a hablar de los problemas que tienes: instalación eléctrica insuficiente y caducada (por lo menos eso ya lo sabias), necesidad de hacer algo con el aparato de aire acondicionado porque no cumple con la ley de fachadas, necesidad de instalar luces de emergencia con encendido automático y tal, obligación de un extintor homologado y que te informes de las exigencias de sanidad porque seguro que te piden más cosas. !!!Ostras!!! Olvidaba los de sanidad.



Tercero: Vamos a sanidad y les pides qué hace falta para obtener la licencia de centro sanitario obligatoria para abrir una pequeña clínica de fisioterapia, al loro: planos de situación y del local que debe constar de: recepción y sala de espera, sala de tratamiento con lavamanos de accionamiento automático, despacho independiente, baño adaptado para minusválidos; memoria descriptiva del centro y sus servicios, documento de seguridad donde se detalle cómo vas a cumplir con la ley de datos (!!!Ostras!!! La LOPD) compulsación de tu título de fisioterapeuta y relación de personal y funciones a llevar a cabo por cada uno (menos mal que trabajo sólo, esto me lo ahorro). Y creo que ya está.



Pues con todo esto ahora le toca darle forma a tu idea. Así que vamos al cuarto punto.

Cuarto: Quieres tener una pequeña clínica donde realizar tus tratamientos manuales en un sitio tranquilito, con tu espacio para la exploración y donde puedas explicarle al paciente algunos consejos, enseñarle algunos ejercicios e instruirle en temas como postura, pedagogía del dolor, hábitos saludables y todo lo que creas que le puede ayudar. Necesitas una sala, una camilla y una mesa. Los burócratas te piden bastante más que todo eso así que manos a la obra.



Una vez lo tienes claro hablas con el ingeniero y le dices lo que has pensado y que empiezas a hacer obras. Sacas la calculadora y te das cuenta que o tienes un pastón de antemano o lo llevas jodido, porque levantar un baño adaptado, parcelar el local en recepción-sala de espera, poner el lavamanos en la sala de tratamiento y levantar un despacho no es precisamente, barato!!

Así que tienes dos opciones, o te olvidas de la idea porque ese dineral ni lo tienes ni te lo deja ninguna institución, o te empapas de bricomanía y le hechas un par al asunto y te lo haces tú con algún familiar. Elegimos segunda opción, por mi sueño aprendo hasta a levantar paredes.



Después de mucho esfuerzo lo conseguimos, está la obra terminada y para ser aficionados podríamos montar una empresa de reformas en el caso que lo de la fisioterapia no funcione.



Viene el ingeniero y te hace el proyecto, y evidentemente te cobra un pastón.

Viene el electricista y te sanea la instalación y te hace un boletín nuevo, y evidentemente te cobra un pastón.

Vas al ayuntamiento y lo presentas todo, y evidentemente las tasas son otro pastón.

Te curras todo el papeleo que te pide sanidad y lo presentas, y evidentemente de tasas otro pastón.

Vienen los de sanidad para pasar inspección, menos mal que no te cobran la visita ya que está incluida en las tasas.

Y a todo esto llevas unos meses dado de alta como autónomo porque te han prometido una subvención y es un requisito indispensable. Así que cada mes paga otro pastón y aún ni has empezado.



Y con todo esto ya lo tienes todo hecho. Bueno, hay que sumar lo que te gastas en mobiliario, la reforma, pintar, el letrero de la entrada y hacerte cuatro tarjetas porque en la ciudad no te conoce ni dios, o sea, otro pastón.



Resultado: Has conseguido abrir tu clínica, te has gastado todo lo que tenias, has pasado por unas 247 crisis de ansiedad durante todo el proceso, te duele la garganta de llamarles ladrones a las administraciones por todo lo que tienes que pagar por tener un centro legal, te has peleado 374 veces con tu novia por los colores de las paredes, la decoración y el color de las cortinas, has puesto de los nervios a toda la familia que muy amablemente y de forma desinteresada te ha ayudado en esto, y te llevas más dolores de cabeza por el miedo que da afrontar el ser pequeño empresario.

Pero con toda la ilusión del mundo abrimos puertas y a empezar!!!



Os diré que estoy muy contento con el resultado de todo el proceso pero creo que, y sobretodo como están las cosas hoy en día, la administración podría ayudar un poquito más siendo más flexible con toda la burocracia. Y ya sé que siempre tienes la opción de montarte un centro pirata sin pedir explicaciones a nadie pero ya que lo quieres hacer legal que te echen una mano ¿no?



A bueno espérate, es verdad, que no son tan malos. Si me dieron una subvención por dejar el paro y darme de alta como autónomo... Y me decían que con eso podría empezar mi proyecto y tener un pequeño fondo de maniobra durante los primeros meses para poder ir tirando mientras no me haga con una clientela suficiente como para vivir, y esa me la concedieron en Agosto del 2011.

Pues bien, a día de hoy, 25 de Enero de 2012 un humilde servidor no ha visto aún un puto duro de esa subvención porque dice la administración que no hay dinero y que cuando tengan ya me pagarán, que está pendiente el ingreso. Cuando me la ingresen espero arreglármelas con lo que gano con mis pacientes! Pero bienvenida sea.





miércoles, 25 de enero de 2012

Latigazo cervical, cefalea y dolor en el cuello



Estos últimos días he estado leyendo este gran libro sobre la patología cervical referente al latigazo, la cefalea y el dolor en el cuello de las prestigiosas investigadoras y fisioterapeutas Gwendolin Jull, Deborah Falla et al.

Un libro que recomiendo a todo aquel que esté interesado en éste tipo de patología ya que considero que es un texto de referencia en el campo donde se hace un gran análisis de la evidencia científica existente a día de hoy sobre el examen, interpretación y tratamiento conservador de estos trastornos específicos de la columna cervical.

El texto está muy bien estructurado por secciones. Nos habla de todo lo referente a manifestaciones sensoriales del dolor cervical, las alteraciones que se producen en los diferentes trastornos, anomalías posturales y déficit del control de movimiento haciendo hincapié en los sistemas oculomotores y sensitivo-motor y algo muy importante como la influencia de factores psicológicos y psicosociales en el dolor de cuello. Otra sección habla del diagnóstico diferencial y trastornos asociados a estas patologías y una tercera hablando sobre la terapéutica existente hoy día y todo, repito, desde la base de la investigación llevada a cabo por su propio grupo investigador y otros de gran prestigio.

Es un libro que nos explica muy bien las implicaciones biopsicosociales de estos trastornos y aclara cosas tan interesantes como la validez de la exploración física, el efecto de varios tipos de terapias y un programa de ejercicios a mi juicio muy interesante.

Esta obra no os dejará indiferentes. En ella sacan a la luz datos contrastadísimos sobre la validez real de la exploración y el examen físico del paciente, sobre el uso de técnicas manuales y ejercicio terapéutico. Además intenta aproximarnos al máximo a algo creo que importantísimo y esencial como es el pronóstico en la recuperación, e incluso la influencia de factores psicológicos en ese pronóstico.

En mi humilde opinión un gran libro de un gran equipo de investigación.





lunes, 23 de enero de 2012

Y aquí empieza esto...


Ante todo bienvenidos a este nuevo espacio virtual. Un espacio creado por un servidor, y aprovecho para presentarme: Soy un joven fisioterapeuta, 30 años, que a pesar de tener ya 8 años de experiencia en el campo de la fisioterapia en trauma y ortopedia se considera un recién salido del horno y luego os contaré el porqué.

Este blog responde a mi propia necesidad de desahogarme en algún sitio y de alguna manera con cosas que rondan mi cabeza, buscando por un lado la ayuda de otros profesionales que puedan hacerme crecer como fisioterapeuta y por otro mostrar un haz de luz a aquellos que puedan encontrarse como yo en su día, perdidos en este mundo fisioterapeutico tan increíble como por desgracia contaminado.

Mi primera entrada la quiero dedicar a contar cómo un joven que elige esta profesión por una lesión que le obligó a estar dos meses acudiendo al servicio de rehabilitación del Hospital San Pau de Barcelona, pasa a convertirse en un fanático por mejorar como fisioterapeuta, acaba residiendo y trabajando a 650 Km de su ciudad, entra en crisis fisioterapeutica e identidad profesional hasta el límite de casi mandar a paseo la profesión, y un par de años más tarde se ve a otros 250 Km de su ciudad natal pero ahora en sentido contrario, recién inaugurada su propia clínica de fisioterapia y como un niño con zapatos nuevos con una serie de formaciones que han abierto de nuevo ese espíritu por mejorar y ser un profesional que cree en lo que hace y porqué lo hace.

Todo empieza en el 2003 cuando al terminar mis estudios se me plantea mi primer gran reto y supongo que el de todos al terminar la carrera: ¿Y ahora qué? Estás aquí solito, con sensación de no saber nada y con más dudas que cuando la empezaste. Solución: Formación. Y claro, aquí descubres que en esto de la fisioterapia hay paras dar y regalar, desde las magufadas y vende humos más grandes de la historia a las cosas más razonadas, evidenciadas y, a mi humilde entender, bien pensadas del mundillo.

Esta claro que para aquel entonces estas últimas las desconocías y de hecho prácticamente no habían llegado a España pero empiezas con un posgrado en terapia manual de dos años en la Universidad Ramón Llull de Barcelona recomendado por el antiguo director de tu universidad con el que hablabas bastante junto con dos o tres compañeros más.

Posgrado interesante en el que empiezas a darte cuenta de que el hecho de tener dolor en un hombro + RMN compatible con tendinopatia del supraespinoso = omalgia por tendinopatia del supraespinoso y tto con US, TENS, movilizaciones a diestro y siniestro y teraband como un campeón para rotadores y depresores + hielo al final si duele NO ES LO SUYO. Algo fallaba y en ese posgrado empezaste a ver que hay muchas cosas que hay que valorar en un, por ejemplo, hombro doloroso como la influencia de la posición escapular, el control muscular durante los movimientos activos, el equilibrio entre todos los músculos peri escapulares, etc etc etc... buff!!! y a mi que me habían dicho que como hay una tendinopatia porque al palpar encima de la zona de inserción duele y además hay una RMN que lo demuestra ya está todo el pescado vendido...PUES NO!! y menos mal, porque sinó vaya frustración seria llevar tantos años moviendo hombros y aplicando US sin ver resultados convincentes de mejora más que los achacables al tiempo que pasa después de llevar 2 meses viniendo cada día a rehabilitación.

Durante este tiempo sumas horas de vuelo en varios trabajos, algunos de ellos más interesantes y motivadores que otros, en sitios tan dispares como hospitales, residencias, campamentos deportivos, y hasta alguna clínica especializada en el campo del arte.

Pero decides marcharte al norte, después de encontrar un trabajito en una pequeña clínica en la que darías con eso que dicen "quien encuentra un amigo encuentra un tesoro". I allí aparece Josu, tu compañero de fatigas fisioterapeuticas por lo menos en tus inicios y al que le debes el haber conocido a gente y formación de calidad.

De su mano descubres que en Valencia hay un grupo de gente que lleva un tiempo ya cabreada por ver que aquí no llega lo que se impone en el resto del mundo: el razonamiento clínico, pero el razonamiento clínico con base científica y bajo unos criterios serios de evidencia, sin magufadas ni pajas mentales.

Allí conoces a gente como Claudio, Edu, Vicen, etc... y empiezas con los cursos McConnell en 2007, y entre café y pausa te hablan de su manera de entender la fisioterapia y ves que es como la tuya, que no estás loco y que hay gente que sabe un montón y que comparte tus ideas y sobretodo las exponen con una claridad brutal. Te hablan de algo sobre una concepto llamado Maitland y también de un tal Mulligan. Muchos de los allí presentes han empezado esa formación y cuentan maravillas, te dicen que es lo que hemos estado buscando todos los que más o menos tenemos esa forma de pensar sobre cómo debe ser y hacerse la fisioterapia.

Y cuando encuentras el camino apropiado, aquel que buscabas desde ese 2003, entras en esa fase crítica en tu vida. Empiezas a currar 12 y 13 horas diarias, no tienes tiempo ni de pensar lo que estas haciendo, entras en una especie de enajenación mental transitoria olvidando aquello que habías aprendido porque no te dan tiempo para nada y los pacientes pasan por tus manos en un abrir y cerrar de ojos mientras se te acumulan por todos los sitios. Y acabas exhausto cada día, cada semana, y pasan los meses y no cambia nada. Te hartas de todo, el trabajo se convierte en una cárcel y tu profesión te aburre. Es algo que le puede pasar a cualquiera que se ve desbordado si además le sumas factores colaterales en tu vida.

Por suerte y como de todo se sale apareció la oportunidad de marcharme a Mallorca, lugar idóneo para poder reencontrarme con mi tranquilidad y pensar cómo podía re inventarme como fisioterapeuta.

Después de un merecido periodo de reflexión interna de un par de meses traté de averiguar cómo estaba aquí el tema laboral... Pues mal, como en todos sitios. Pero aquí encontré un problema añadido que hasta ahora no había visto con tal magnitud, en TODAS las ofertas que vi se requería fisioterapeuta con estudios de osteopatía. No vamos bien pensé, he hecho bastante formación, terapia manual, ganchos, McConnell, algún monográfico de hombro, en ese periodo de enajenación incluso flirteé con la acupuntura (eso sí, sólo tratamientos para paliar el dolor agudo musculo esquelético), algo de pediatría, ...Pero aquí la osteopatía manda sobre todas las cosas así que tenia dos opciones: ponerme a estudiar osteopatía o buscar otra salida.

La decisión fue muy sencilla a pesar del acojone que supone: Si nadie me quiere contratar ME MONTO YO MI CLÍNICA. Pues sí, con un par me decidí.

Por otro lado durante el periodo de reflexión pensé en hacer aquello de lo que todos me habían hablado desde que me puse con Josu a hacer McConnell. Me apunté a Maitland, y ya estamos en el nivel 2A. También tuve tiempo de hacer Mulligan. Josu, que ya contaba con los dos primero niveles de Maitland me confirmó que era lo mejor que podía hacer y la verdad que así fue. Es algo que estoy seguro recomendaré a todos los fisioterapeutas que conozca de ahora en adelante.

Y así llegamos a día de hoy. Después de mucho luchar y darme de cabezazos contra la pared encontré el local que hoy es mi clínica, dónde trabajo yo con estas manitas totalmente a mi bola y bajo los parámetros que me han enseñado profesores como Alfio o Renate. Desde aquí mis más sinceros agradecimientos por haberme enseñado el camino y más aún a aquellos que me pusieron en la senda de esta fisioterapia, Josu, Claudio, Edu, y todos los que desde entonces y hasta hoy lo siguen peleando por disfrutar de una fisioterapia basada en la evidencia pero de la de verdad.